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05/10/2018

Cielo y círculos

La primavera trajo las ganas del sol, los juegos afuera y los estornudos. Y trajo el segundo Rampante, el periódico que Lisa Daveloza y Cecilia Afonso Esteves dirigen desde las llanuras y las cumbres de Córdoba. “Cielo y círculos” es el título de este número, que bajo la órbita del “Invierno 2018”, pese a los esfuerzos por corregir esta bella incoincidencia, nos recuerda que los planos de la realidad se inscriben sincrónicamente para todo aquí abajo. Allá en el cielo, el tiempo pareciera ser otro. Qué placer el de sumergirse en su misterio y desde el mundo terrenal jugar a descifrarlo o a intentar conocerlo.

 Sol Carranza y Luciano Gimenez son los ceramistas del taller Casiopea. En esta edición de Rampante cuentan que viajando en bicicleta desde Chile hasta México, los cielos de cada país se descubren diferentes. Evocan el sueño de una infinita travesía por el mundo.
La historia de Carlos Linneo llega contada por Javier Folco (pueden investigarlo, verán de qué inmensa abuela ha narrado su vida). Otra vez, el tiempo, delicada intromisión en la conciencia del lector. Buscar el mundo con los ojos, la piel y la inteligencia. Ensueños para descubrir lo real. Invitación a conocer desde otro lugar y de otra manera.
 Los textos de Rampante se mantienen en la coherencia total del periódico concebido bajo el dominio de la pausa, respetuosos de una lógica construida desde márgenes enormes, interlineados descansados y sólo dos colores de impresión sobre el papel mate, que rompen la lógica visual que impera en la gráfica infantil. Rampante tiene silencios que llaman al pensamiento, la reflexión y la imaginación. No hay atropellos, saturación, nada que exalte a la hipnosis sobre la psicodelia de la hoja. Los textos conducen a la experiencia, al placer menos motivado, el de observar “El mate” del extraordinario Juan Grela y descubrir que de allí nace un diálogo, una historia, una forma de inventar un nuevo juego.
La música llega comentada por Cecilia Jiménez, girando en la costumbre de la ronda y en su canto y su juego que amucha y hermana. También hay una peli recomendada, con preguntas para pensar que nos deja Diego Brando (¿tal vez Dio de Jojo?), respetando en su elección la coherencia rampante.
 La poesía llega como poesía, y también como recomendación. Francisco Bitar (responsable de la coedición de El junco y la corriente de Juanele), también acierta a la hora de referir a un poeta para la infancia: Juan Lima, cuyo reciente obra, Astronomía poética, es la precisa para el tópico de este número de Rampante. Javier Mattio nos cuenta un poco más, como para quedarnos con ganas. Porque Rampante es puente.
 Historias por Valeria Tentoni y Nicolás Schuff se suman a la ficción que nuevamente esconde el periódico a primera vista: La comandante Briggs descubre un nuevo tipo de estrella, por Eloísa Oliva.
Manualidades, recetas, buenas noticias y un encanto para el ñoño interior a descubrir en “Tipografía”.
 La contratapa sigue siendo el dominio de Max Cachimba. El juego visual de La Luna a lunares parece no acabar. Para deleitarse hasta el próximo número de Rampante.

 Qué lindo vernos despeinados.